Mientras en la inmensa mayoría de barrios los parques ofrecen un aspecto manifiestamente mejorable, el equipo de gobierno no duda en asignar recursos para paliar los excesos vegetales de los jardines de las mansiones de Somosaguas que lindan con la histórica valle de la Casa de Campo. Su declaración como Bien de Interés Cultural no es óbice además para que, sobre ella, se hayan instalado vallas y alambradas de espinos. Y allí siguen. Una tropelía consentida por las Administraciones que, por si fuera poco, en el caso del Ayuntamiento se añade esa ‘generosidad’ costeada por todos los madrileños.

“Las tareas de poda de plantas invasivas y árboles plantados en los jardines de esas casas de lujo deben correr a cargo de sus propietarios o, en todo caso, deben asumir el coste derivado de esta acción sustitutoria; algo que no nos consta que se haga”. “No debe ser casual que el despliegue de medios se haga en una zona en la que viven personajes de la alta sociedad como tampoco lo es que el estado de los parques y las zonas verdes sea peor en los distritos más desfavorecidos”.

Así se expresa a la portavoz de Medio Ambiente de IU, Raquel López, quien llevará este asunto a la próxima Comisión Informativa del área. Según los datos recabados por el Grupo Municipal el podado y limpieza de la valla ha requerido que durante un mes seis jardineros se hayan dedicado a ello cuando esa no es su misión.